Alicante no solo es sol, playa y paseos por el puerto. Es fuego, cuchara y cucharón. Es arroz con alma, mariscos que hablan y postres con historia. Si vas a pisar tierra alicantina y no pruebas estos cinco platos, mejor quédate en casa.

Aquí van, sin azúcar ni rodeos: los 5 platos típicos de Alicante que todo buen comensal debería tatuarse en la lengua.

1. Arroz con costra – La joya escondida del interior

Imagina un arroz sabroso, con embutido potente (butifarra, blanco, morcilla…) y coronado por una capa de huevo cuajado al horno que cruje al romperla. Eso es el arroz con costra, típico de Elche y alrededores.

Una especie de paella con armadura. Rústico, contundente y absolutamente glorioso.

2. Caldero – El mar en versión sopa espesa

¿Una sopa de pescado? No, esto es otra liga. El caldero alicantino es un arroz caldoso cocinado con el caldo de morralla, ñoras, alioli y pescado de roca.

Tradicionalmente lo comían los pescadores en la isla de Tabarca, y hoy es un plato que te devuelve a la vida después de una resaca o un mal amor.

3. Arroz alicantino en cualquiera de sus formas – Aquí el arroz se toma en serio

Arroz del señoret, arroz a banda, arroz con conejo y caracoles, arroz negro… Da igual cómo lo pidas, Alicante es la capital del arroz bien hecho.

Aquí no se juega con el socarrat. Cada grano es un verso y cada cucharada, un golpe de mar y montaña.

4. Pericana – El umami de la montaña

Seco, intenso, adictivo. La pericana es una mezcla de pimientos secos, ajo y bacalao desmigado, todo frito en aceite de oliva como si no hubiera un mañana.

Se unta en pan, se sirve como aperitivo o se engulle a cucharadas. De la montaña al paladar sin pedir permiso.

5. Turrón de Jijona y de Alicante – No es solo Navidad, es religión

Sí, ya lo conoces. Pero el turrón en su tierra es otra cosa. El blando (Jijona) es cremoso, denso y se derrite. El duro (Alicante) cruje con autoridad.

Aquí no se trata de un dulce: es un legado que huele a almendra tostada y miel, fabricado como se hacía hace siglos.

Final sin postre (pero con hambre):

Comer en Alicante no es llenar el estómago. Es una experiencia que mezcla sol, historia y carácter en cada plato. Si visitas esta tierra y no pruebas sus recetas más icónicas, te estás perdiendo la mitad del viaje.

¿Vas a dejar que te lo cuenten o vas a probarlo tú mismo?

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